Patrimonio Histórico

Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación

Sobre el solar señalado al efecto, de 120 pies de largo y lo mismo de ancho, se procedió a construir la Iglesia Parroquial en el lugar que ocupaba una pequeña capilla dedicada al Santísimo Sacramento.

El contrato de construcción tiene fecha de 24 de marzo de 1579. El proyecto lo realiza D. Manuel Sancho Sánchez, maestro de cantería, encargando la construcción a un gran albañil llamado D. Benito el Santo. Se establecen las condiciones entre las que destacan la realización de dos danzas de arcos para separación de las tres naves del templo, teniendo cada danza tres arcos, resultando un total de nueve tramos. La portada principal y la torre campanario quedó a cargo del maestro de cantería D. Manuel Sancho Sánchez. La construcción de la iglesia debió terminarse de forma provisional para poder celebrar los Santos Oficios.

En 1618 se construye el Retablo Mayor, es destruido en la Guerra Civil Española, ocupaba todo el testero del prebisterio levantado sobre pedestal con relieves en dos pisos muy elevados, estaba rematado con un ático terminado en frontón roto con tímpano donde estaba la figura del Padre Eterno sosteniendo en su diestra la esfera del mundo. Ambos pisos y el ático marcaban tres calles, siendo la central más ancha que las laterales y separadas con columnas corintias pareadas y adelantadas sobre el plano general del retablo.

En las calles laterales se enmarcaban relieves con escenas de la vida de Jesucristo y de la Virgen. La calle central la ocupaba un gran Sagrario-manifestador en el segundo piso, un relieve con el misterio de la Encarnación.

El ático lo presidía un calvario con figuras de Cristo Crucificado, la Virgen Ruinas de un pasado glorioso en y San Juan. La figura del Padre Eterno, cerraba todo el conjunto que además contaba con esculturas de Santos sobre los capiteles y cornisas. Las calles laterales se remataban con escudos del Obispo D. Baltasar de Moscoso y Sandoval que rigió la Diócesis en 1618.

Su estilo era renacentista de transición al Barroco, y estaba decorado con elementos propios de la época, pero sin demasiados adornos. El presbitero se completaba en sus paredes laterales, con dos grandes cuadros pintados al óleo.

El órgano se colocó en el coro a mediados del XVIII. Las campanas se instalaron en 1858.

En la fachada de la torre que da a la plaza principal y bajo la campana mayor, si instaló en 1906, un reloj de época con esfera en números romanos, costeado por la Junta de reparación del templo y cedido al Ayuntamiento para su conservación; es del denominado «sistema redondo» con péndulo compensador. Fue adquirido a D. Lorenzo Redondo, vecino de Cuenca. Disponía de martillo que daba las horas en la campana.

En la década de los 80, se anuló la maquinaria del reloj y se colocó un dispositivo electrónico en su lugar para seguir marcando las horas y las campanadas.

En 1996, se retira la antigua maquinaria, se restaura y actualmente se encuentra en un expositor en el Salón de Plenos del Ayuntamiento.

  

Ermita de la Patrona Santísima Virgen de la Cabeza

La construcción de la ermita se puede situar en torno a principios del S. XVIII. Los numerosos exvotos que se conservan en la sacristía de la ermita, así como la lámpara de plata repujada con dedicatoria a la Virgen, del año 1741, son pruebas del fervor hacia la Virgen.

El dato más antiguo sobre la existencia de ésta, está tomado del Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752.En el «Atlante Español» escrito en 1787 por Bernardo de Espinalt, se hace referencia a la ermita dedicada a la Patrona Santísima Virgen de la Cabeza, situada a extramuros de la villa.

En el año 1956 se reformó el camarín de la ermita, y en 1975 se volvería a reformar. En 1991 se restaura la ermita y de nuevo se arregla el camarín.

Un acontecimiento a destacar fue el ocurrido en el año 2004, cuando el ermitaño Antonio Lucas García se disponía a abrir la ermita. Observó un resplandor en el cementerio y la curiosidad le hizo acercarse y cerciorarse de lo que era aquel resplandor. Allí halló una casita dorada, la cual contenía en su interior una nota, que decía lo siguiente: Conserva esta casa en un lugar sagrado, es una promesa a la Virgen. Gracias. Y allí se encuentra dicha casa, a vista del público.

Ermita de Santa Lucía

La historia de la Ermita de Santa Lucía se remonta a 1858, cuando después de varios años de recogida de limosnas de devotos que pasaban por Puerta de Arenas y paraban a orar ante la Santa, representada, en un principio, en un cuadro colocado en una de las paredes de la roca y después por la primera imagen colocada en una pequeña hornacina, junto al túnel, abierto en 1840. Una vez reunidos suficientes donativos, se levantó la primera ermita. A la bendición asistieron las autoridades locales y más de 2000 devotos de toda la comarca.Aquella primera ermita de arquitectura popular, muy de gusto de la época, fue deteriorándose con el paso del tiempo, siendo necesaria su restauración en varias ocasiones. La primera reforma se hizo en 1956 por encontrarse la ermita en estado ruinoso. En 1973, se tuvo que restaurar de nuevo, quedando su arquitectura, tanto exterior como interior, muy modificada, perdiendo totalmente su aspecto original.

La ermita quedó diseñada para tres campanas y cúpula sobre el presbiterio. El techo lo cubre un rico artesonado de madera, así como el Altar Mayor, donde se encuentra la imagen de Santa Lucía. La solería y zócalo están realizados con materiales de calidad y el interior se ilumina con dos hermosas lámparas de hierro forjado. La fachada la recorre un fuerte zócalo de piedra, así como sus ventanas y puerta principal.

A finales de los años 90, se construyó el «Área recreativa de Puerta de Arenas» que ofrece diferentes actividades; observación de aves, jardín botánico, senderismo, merendero y zona recreativa.

Hechos Históricos.

Son muchas las personalidades que pasaron por Puerta de Arenas y se postraron ante la sagrada imagen de Santa Lucía para pedirle la luz de los ojos del cuerpo y la luz de la fe en el alma, así como su protección para seguir el viaje por tan peligroso camino, como era entonces.

Entre los personajes más importantes hay que destacar a Su Majestad la Reina Isabel II y a San Antonio María Claret, que le acompañaba en su séquito.El cronista oficial de este viaje real, Francisco M.Tubino, en su hermosa crónica, nos cuenta cómo llegaron a la Puerta de Arenas, sus impresiones sobre este maravilloso lugar y otras curiosas coincidencias.   San Antonio María Claret, arzobispo de Trajanópolis y confesor de la Reina Isabel II, aprovechó el viaje real a las provincias andaluzas, que duró 48 días, para ir predicando y fundando conventos de su orden.

En Jaén predicó ocho sermones el 8 de octubre de 1862, y sembró la semilla que daría lugar a la fundación de los Clareitanos en la Merced en 1885. Este santo varón también se postró ante la sagrada imagen de Santa Lucía de Puerta de Arenas para pedirle protección y fuerzas en su fatigosa labor de predicar el Evangelio y la fe de Cristo por todas las tierras de Andalucía.

Castillo de Arenas

Campillo de Arenas Castillo

Ruinas de un pasado glorioso

Alfonso X ganó el castillo mediante la Paz Firmada con el rey Muhammad II año 1281.

En el año 1462, acabadas las treguas de Enrique IV concedió a los moros granadinos el Condestable D. Lucas de Iranzo, con 600 hombres de caballo y 2000 peones atacó el castillo de Campillo de Arenas el día 20 de abril de 1462.

El combate fue muy intenso y de cinco puertas que tenía el castillo, dos fueron quemadas por los cristianos. No obstante, no se llegó a conquistar. El Condestable envió desde Jaén 30 caballeros para preparar una emboscada a la guarnición de Campillo de Arenas. Les servía de espía un moro renegado que era sobrino del Alcaide de Campillo de Arenas. La emboscada no tuvo éxito y tras una ligera escaramuza los cristianos volvieron a Jaén. En el año 1463, el Condestable envía 40 peones al mando de Juan Navarrete, contra el castillo de Campillo. Los cristianos hacen dos prisioneros por los que se supo que la guarnición la componían 33 moros. El Condestable Iranzo envía 30 soldados para intentar apoderarse de Campillo cosa que no llegó a realizarse porque «…fallaron que estaba a buen recaudo».

En 1471, el rey de Granada al enterarse de un proyecto cristiano de ataque a Campillo envió a sus defensores «bastecimiento de recua e gente». En la carta del Condestable Iranzo al entonces Papa Sixto IV, sobre la apurada situación de Jaén ante el empuje de los moros se cita como de gran peligro para los cristianos al castillo de Campillo de Arenas. Otras noticias sobre nuestro castillo nos las dan los siguientes cronistas:

  1. Argote de Molina en su «Nobleza de Andalucía» (1588), cita como Alcaide del Castillo de Campillo de Arenas a D. Francisco Fonseca.
  2. Ximena Jurado en sus «Anales eclesiásticos» (1654), califica al castillo de Campillo como «Un castillo fuerte sobre la Puerta de Arenas».

Espinalt en «Atlante español» (1787), dice lo siguiente sobre el castillo de Campillo de Arenas: «Al occidente de esta villa a media legua de distancia, permanece un fuerte castillo algo arruinado, de tiempo inmemorial, como también la Puerta de Arenas celebrada por dos altos peñascos que la forman; tiene veinte varas de latitud y a través pasa el río Valdearanzo y hay tradición que media cadena que hay en la cárcel de esta villa es una que ponían dos sarracenos en dicha puerta para impedir la entrada de los cristianos del reino de Jaén».

Campillo fue conquistado a los moros por D. Pedro Coello, Caballero de la Vanda. Su cuerpo fue sepultado en la Campilla de San Luis de los Caballeros, del desaparecido Real Convento de San Francisco de Jaén. Su epitafio decía así: Aquí yace Pedro Coello, Caballero de la Vanda, que ganó a los moros el castillo de Arenas a su costa y murió en una entrada con ellos, durante el reinado de los Reyes Católicos en el año 1486.

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